Colaborando con mis desperfectos, con mis desequilibrios, me dijiste: Te quiero. Y ahí nomás empezaron a girar las ansias de la mano con tus ojos. Daban vueltas los pretextos que inventábamos para mirarnos, exigían revancha los besos que nos guardábamos. La fotosíntesis de todo eso que callamos iba dando resultado en un menjunje de manos y bocas. Ahora iban cobrando protagonismo los minutos que esperaron mucho para llegar: un tiempo mítico que se suspendía entre la universalidad y la contingencia de ese Allí Mismo. Cuánto goce apretujado que encontraba el perfecto punto de fuga, ese huequito ciego entre tu respiración y la mía.
Llegó el tiempo de inventarle sonrisas de primavera al Monoliso para embellecer la mirada de esta amante perdida y anclada en esos ojos de mieles tan dulces.
Insomnio Pluvial
Ya no es tiempo de certezas: ahora hay que aprender a pilotear en las penumbras. Toda esta vulnerabilidad de elegir entre sinónimos, caminos parecidos pero no iguales. Es que en la sinonimia de la vida, Dios está en los detalles. Esas sutiles muestras de identidad, eso que vuelve a Esto un No-Aquello, pero aún así hace que se vean bastante similares.
Se me pegó la lengua al paladar por evitar decirte lo importante, eso otro: que traigo a cuestas el olor a madrugada cargada de lluvia. Hace tiempo que quiero compartirte mi insomnio pluvial. Ya lo sé, el tiempo se construye de costos de oportunidad también. Todos esos minutos que usé explicándote lo inevitable de quererte en vez de callarme en tu perfume de tierra mojada.
Este uno más uno ya va queriendo ser un dos, un nosotros. Dos Uno Mismo entremezclados. Tanta matemática para contarte lo que ya sabés, ¡que trillada estoy! Tendría que quemar las hojas de los cuadernos que quedan por escribir... Es más, mirá: ahí están las hormigas haciendo fila relamiéndose con la miel que desprenden las cenizas. ¡Qué estupidez!
¿Adónde se habrá fugado mi inspiración? Creo que se quedó en tu cuello.
Prima Vera
¿Y ahora qué? Ahora que te llegó la primavera, nena, ¿qué vas a hacer?
Esperar: esperar el verano. O escaparme con Vos
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