End/less

No es lo que esperaba: 
el frío recorriendo la espalda.
La gota resbalando por la nariz,
la fiebre agolpándose en la sien.
Todo estaba diagramado;
menos el final. 

Y el silencio como protagonista de la escena.

La hoja en blanco, 
aquel obstáculo inabordable
consumiéndolo todo.
El hastío de la palabra-no-dicha 
muriendo en el olvido. 

No hay remate.
No hay.
No. 

Inside


Si estás parado en medio de esta desnudez,
correte el velo de la cara.

¿No ves que el agua corre y todo lava?


Mirarme entre tanta nada,
descubrirme entre los escombros de este cansancio.

Dejé todo en el umbral de este caos
para reinventarme.
El cero corrido de eje a la izquierda.
Menos cero.

Tan real como un filo
y yo buscando inspiración a medianoche.
Tan acá bien cerquita,
pero tan lejos.

Quisiera ser mediodía,
pero me conformo con atardecer.
Cualquier cosa menos esta noche
oscura y fría como una gillette
arrastrándome a mis entrañas para mirarme




(desde dentro no se ve).

Autofagocitación.

Acá estoy 
ante la maldita tentación 
de explotar como un chorro azul 
de tempestades temblorosas
que va colgándose en los renglones
que sostienen mi cordura. 

Y va saliendo disparado
por las rejillas de mis huesos
un escándalo a borbotones.

Desesperación programada
como un lavado automático de cabeza.














·.·Retorno·.·

Un poeta entumecido,
él.
Unidimensionalidad que lo envuelve.
lo asfixia.
Pseudo-realidad que lo atrapa
en la linealidad de los tic-tacs infinitos.
Y entonces, un susurro
que viaja atrevido entre los rulos del tiempo.
Un secreto silencioso
que anida entre las grietas
de este Todo aplastante.
Le va contando historias que hacen cosquillas.
Le suspira desarmado que Ella ha vuelto.
Un poeta que sonríe
entre las arenas de lo fugaz.
Un poeta que quiere ganarle una batalla más
a su propio olvido.
Un poeta que vuelve a soñar con madrugadas
de confesiones al filo de la eternidad.
Efervescencias en el paladar
y el beso en la boca
de esta realidad mezquina
que ahora estalla.
Un recuerdo de otras noches,
de insomnios a la luz de un parpadeo.
Aquella historia que vuelve
con otra piel,
que es la misma.
Y la historia vuelve a ser femenina.
Siempre sensual y apetecible
.

Monoliso en Primavera

Colaborando con mis desperfectos, con mis desequilibrios, me dijiste: Te quiero. Y ahí nomás empezaron a girar las ansias de la mano con tus ojos. Daban vueltas los pretextos que inventábamos para mirarnos, exigían revancha los besos que nos guardábamos. La fotosíntesis de todo eso que callamos iba dando resultado en un menjunje de manos y bocas. Ahora iban cobrando protagonismo los minutos que esperaron mucho para llegar: un tiempo mítico que se suspendía entre la universalidad y la contingencia de ese Allí Mismo. Cuánto goce apretujado que encontraba el perfecto punto de fuga, ese huequito ciego entre tu respiración y la mía.



Llegó el tiempo de inventarle sonrisas de primavera al Monoliso para embellecer la mirada de esta amante perdida y anclada en esos ojos de mieles tan dulces.




Insomnio Pluvial








Ya no es tiempo de certezas: ahora hay que aprender a pilotear en las penumbras. Toda esta vulnerabilidad de elegir entre sinónimos, caminos parecidos pero no iguales. Es que en la sinonimia de la vida, Dios está en los detalles. Esas sutiles muestras de identidad, eso que vuelve a Esto un No-Aquello, pero aún así hace que se vean bastante similares.

Se me pegó la lengua al paladar por evitar decirte lo importante, eso otro: que traigo a cuestas el olor a madrugada cargada de lluvia. Hace tiempo que quiero compartirte mi insomnio pluvial. Ya lo sé, el tiempo se construye de costos de oportunidad también. Todos esos minutos que usé explicándote lo inevitable de quererte en vez de callarme en tu perfume de tierra mojada.
Este uno más uno ya va queriendo ser un dos, un nosotros. Dos Uno Mismo entremezclados. Tanta matemática para contarte lo que ya sabés, ¡que trillada estoy! Tendría que quemar las hojas de los cuadernos que quedan por escribir... Es más, mirá: ahí están las hormigas haciendo fila relamiéndose con la miel que desprenden las cenizas. ¡Qué estupidez!



¿Adónde se habrá fugado mi inspiración? Creo que se quedó en tu cuello.

Prima Vera

¿Y ahora qué? Ahora que te llegó la primavera, nena, ¿qué vas a hacer?





Esperar: esperar el verano. O escaparme con Vos