Un silbido
De sílabas zigzagueantes
Que se pelean por anteponerse
Al destino sonoro que las enmarca.
Ritual pecaminoso
Lleva tu nombre,
Que lleva mucho más que tus letras…
Se lleva los ritmos acompasados
De tus ojos.
Significados móviles
Menudos y mundanos
Que encierran felicidades
Y vomitan sus fracasos putrefactos.
Abstracción de un empirismo inevitable…
Te llamo entre sonidos huecos
Que se quejan en mi garganta
Se materializa –ante mí–
Tu boca
Y decime si esto no lo vivimos ya
¿Acaso no estrellamos nuestras naves
Un diciembre?
Un diciembre borracho de lunas inquietas
Donde hicimos manifiestos inescrupulosos
Y nos volvimos hormigas que se fueron de juerga.
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