La llave de mi Egoísmo
Miraba más allá del paisaje que asomaba por detrás de la cortina. Dudé de aquella realidad tan transparente que se asomaba tras la mugre del vidrio. Se me empañaron los lentes de lágrimas mucho más reales. Lágrimas sin sentido. El sinsentido de las lágrimas. Nada la justifica, ni siquiera el dolor de haberme perdido.
Estoy viajando de vuelta a un lugar que nunca fue mío. Tal vez la fila de casas iguales –tan mudas como tu boca– tengan la respuesta, pero siento el metal frío de la Llave en mi mano. ¡Puta Llave irreverente que aparece cuando menos la espero! Si vos fueras la Llave, al menos; pero ni siquiera. Y D. que insiste en soy la respuesta… ¡Maldita pregunta que me ha elegido! Hay tanta gente queriendo ser persona… yo sólo quiero. Quiérome.
Insaciable egoísmo en mi carne. Yo y mis devociones estúpidas a significantes vacíos. Yo y mi intelectualidad prefabricada, mustia de tantos otros que la han leído. ¿Qué soy más allá de mi egoísmo? 206 huesos, músculos, piel y demáses. ¿Qué podría ser sino ego?
La hilera de casas se ha convertido en campo, campos con carteles ilegibles. Campos tan familiares como mi cara, que desconozco en las mañanas. Y voy mirando lo claro de lo borroso, con la Llave en la mano y mi egoísmo a cuestas.
Una noche tibia con el viento en la nuca, con una sensación de panza vacía y un olor a humo en la espalda. Por dónde caminaba, no lo sé. Pero estoy segura que iba. ¿Adónde? Ni idea. Pero realmente eso no importa. En mi mano había otra mano que la sujetaba con fuerza, pero con ternura. En mi cabeza una sensación de tumulto, pero la calle estaba vacía… bueno, excepto por nosotros. (Aunque sólo puedo reconocerme a mí). Mis cuencas están vacías y mis caderas tan verdes. Sé que pretenderás que te acompañe, pero hoy no tengo ganas. Dos semanas y algunos días con la ansiedad a flor de piel –sin intención de disimular–, pero te digo que hoy no. Mejor nos volvemos, a este camino ya le conozco el final… y nos veo allá pero con otras caras, al menos la tuya es otra. Yo siempre sigo igual, qué querés que te diga. Avanzar para mí es redundante. Mi camino no es más que una rotonda, como el tiempo para Borges. Tal vez ya estuve acá y vos estabas también, pero ese vos es tan vacío. ¿Con cuántas caras lo habré llenado ya? Según este papel deben ser más de 50, ¡Cómo pasa el tiempo! Al final le voy a dar la razón a Saussure, esquemas vacíos de contenido con esa hermosa versatilidad que les permite adoptar diversos significados… obviamente con el previo acuerdo de las partes. ¿Serás mi contraparte? ¿O sólo otra de las mías proyectada?
Estaba fumando sentada pero todo estaba demasiado oscuro como para entendernos. Una complicación que deambula en mis insomnios de las tres de la tarde. ¿Cómo matar un cerebro a la hora de la siesta? A veces me siento un animal, puro instinto. Y es que tu burbuja subió demasiado alto y yo soy tan mundana que me pierdo entre las carnes. Tengo sabor a carne cruda en la boca, será un trofeo ajeno tal vez. Injustificable satisfacción que acarrea esta angustia. “¡Qué alegría poder ser triste hoy!”, jamás me representó tan bien esa frase. Ya tendré tiempo para recomponer los pedazos de este espejo. Todavía me reflejo en los cortes opacos esparcidos por el piso.
Ahí estaba, en esas horas de insoportable lucidez parafraseando autores caducos y perennes, filosofías baratas y zapatos de goma como dice una canción bastante popular. Estaba en ese estado metafísico en que el cuerpo se separa de la conciencia. Una enajenación digna de Marx y de Engels. “Puedo escribir los versos más tristes esta noche” pensé y me reí de nosotros mismos, porque ya dije que yo era nosotros. Y digo nosotros porque nos caben muchos nombres, alter egos diseminados dentro de un mismo cuerpo. Y después me vienen con eso de que dos cuerpos no pueden ocupar un mismo espacio, tal vez no dos cuerpos… pero sí infinidades de Egos.
Ya no sé a lo que iba. Ah, ahora puedo recordarlo nítidamente. Estaba frente al resplandor intermitente del monitor discutiendo banalidades con Ella en ese otro lugar hipotético. Y me imaginaba como sería su voz, su rostro, sus expresiones de furia ante mis contestaciones ensayadas en mi cabeza. Pero tal vez Ella no estaba enfurecida, solo escribía mecánicamente frente al resplandor de otro monitor. Perdón, me estoy perdiendo otra vez entre los laberintos de mis pensamientos, escapando por una de mis tangentes.
Lo que quiero contar creo que ya no tiene demasiada importancia, pero Ella lo va a entender. Yo le dije que quería, qué quería. Argumenté mis oraciones con palabras dignas de un sofista. Y Ella sin más vueltas ni firuletes me lo dijo “a la cara”: No, yo necesito identidades. ¿Cómo explicarle de nosotros, de los muchos yo que involucran esas identidades? ¿Cómo hacerle comprender que las identidades que busca ni yo las conozco? Argumenté nuevamente con una retórica irrefutable, pero Ella se mantuvo firme. Identidades, condición sine qua non.
Las frustraciones pueden ser dulces a esas horas esotéricas de la madrugada, descubrí gracias a Ella. Ella que tampoco tiene cara, ni cuerpo, ni nombre y me pide identidades. Gracias a Ella.
un corazón vertiginoso
en una montaña rusa escurridiza
de salivas imperfectas
que ruegan que el cielo se abra
y un rayo con furia las electrifique.
El llanto no es por lo que no puedo,
es por lo que puedo y duele.
Enormen potencialidades
de una mierda a borbotones.
Escatologías pintorescas
en labios mulatos.
Subversivas palabras mentirosas,
promesas inequitativas en tu boca
que se derriten en chocolate amargo.
¡Si todo y nada definen por penal!
Vuelco de lo inesperado totalmente previsible
ante la mirada impertérrita del contrincante
al acecho del fursio que me haga caer.
Jugamos a la heterodoxia,
eligiendo entre lo malo y lo menos peor.
Si olieras el miedo que destila tu nariz
entenderías por qué el camino es tan blanco
-tan blando.
Alienación de la (in)conciencias
divididas en extraños recodos en mi mirada.
[Al cerrar los ojos muere la Nada]
Con el pecho al galope de lo que vendrá
anhelando que vuelva el futuro que ya fue.
Foto: Maira.
Un conjunto de danzas inertes.
Vacíos resguardos de una ciudad cuasi muerta,
Y una dosis de litio esparcida en el aire.
Telones entre nuestras almas,
separan tu realidad de mi ficción.
Tan separada y tan mezcladas a la vez
que ya no sé si alguna conserva verdad.
Palabras que al tocar la brisa,
se vuelven roca
y caen... una a una, simplemente caen.
Me quedo sin aliento,
por gritarte mis deseos
que se lleva el viento,
antes de acariciar el origen de tu extremo.
Me inunda la pena,
me ahogo en el dolor
que se esconde entre las ropas
de la misma pena...
Ya no me percato de pedir auxilio.
Se baja el telón.
By Andres FARIAS.
manantial verborrágico de ineptitudes.
Dos gotas para tus suspiros
y un caudal para mi voz.
Incolora, insípida y perfumada.
Perfume
de libertad pervertida...
Trato de sostener el dique que se agrieta.
Realidad manchada de lluvia.
Intentos inútiles por comprender
(com)prender la luz de un día que se apaga.
Agua inmácula derramada,
un despilfarro de agua virginal.
Escucho el estruendo del alboroto,
el estruendoso silencio de una gotera.
- pasame un paragüas que está soleado -
..............................Dejame correr mojándolo todo
..............................y el río llegará a algún lado
..............................depositándome en tu lodo.
Manojos
evaporado por el sol negro que nunca saldrá.
A la medianoche de la hora menos pensada
donde marcha tranquilo un reloj sin tiempo.
Si corrompe el silencio
el susurro del viento...
Triste lamento de los qe nadie escucha
sangra la lágrima que muere en la lucha.
Lava tu continente de tantos recovecos secretos.
Cuerpo masizo y férreo
de historias ajenas contadas sin palabras.
Estertor de una noche que precede mi mañana,
entre manojos de manos y ojos incompletos.
Solo veo tus besos dejando marca en mis huesos,
y una cara sin rostro perdida en mi perímetro.
Buscando nuevamente el comienzo del principio.
Camino del inca que siempre retorna.
Una letra contenida con la voz ronca
en un oido sordo que morirá sin saber.
Y serás nuevamente mi escultor...
reinventándome una y mil veces más.
Desenmascarando lo restos de mi rosa amarga.
Serás mío, tuyo ... Serás nadie.
O todos, seremos uno ... O nada.
Quiero que entierres en mi esta daga.
Sueño despierto de lo que nunca se acaba.
Danza desesperada de dos cuerpos en ningún lado.
Besos, huesos, polvo, ojos, manos.
Cenizas, rocío, lágrimas, sangre.
Un suspiro. Yo sin aliento...
Me giro, me entrego, juego que empieza de nuevo.
que la música, la melodía, y un sin fin de letras
adorna una noche sin dueño.
Las barreras que separan
la realidad de mi sueño esta noche
son estrechas.
Gemiré toda la noche de dolor,
al ver como se posa en mi mente el calido aroma de tu amor.
El tiempo me ha robado tu risa,
como el agua de un río,
los rostros pasan con prisa por el lecho de la vida.
Hoy mi verso dibuja tu silueta,
una y otra vez en la oscuridad de mis ojos.
Hoy tu recuerdo me embruja.
Apago la vista.
Te siento, Te huelo.
Te toco.
Lagrimas muertas ahogan mi pena.
Memoria de un Adiós.
Te lloro.
By Andrés Farias.
By Andrés Farias.
Crónica de un ser que se marchita
Ardiente cáliz corriendo libre por estas penas.
Lava amorfa congelándose en piedras.
Y aquella pesada niebla se diluye,
.........como un errático bostezo que se apaga.
Dentro de estas áridas entrañas,
yermas tierras inacabables,
.........habita un ser cuasi marchito.
Células inestables mecánicamente funcionando.
Fotosíntesis de un alma a la luz de una vela.
Embriagado de muerte,
melancolía de saberse soberbio.
........¡Semejante estupidez era la muerte!
Y la soledad volviéndose cáncer.
Metástasis de una sonrisa,
embebida en penumbras.
Agonía con sabor a sal,
espuma blanca coronando los labios.
Verdades selladas en cavernas laberínticas.
Vacías muecas de humedad
impávidas a la realidad.
..........Ser el NO-Ser,llenando la Nada con solo viento.
Morir en la profundidad de un pensamiento
Todo se convirtió en un punto
..............................Punto y Aparte.
Y si te dije adiós no era para que te marcharas...
Sólo quería saber si existe algo más que tu sonrisa.
Tu espalda es la madre de todas mis caricias
y entre tus brazos el Edén florece irrespetuoso.
No quería decir adiós, quería decir buen día...
Quería que tu mirada ya no se revolcara en melancolía.
Ya no sé lo que quería, sé que quiero en tus silencios
Te quiero en tus silencios
Volvé que tengo los pies fríos.
Volvé que te AMO aunque no siempre te nombre.
Absolutismos
en aquella inmensa oscuridad
Aquel TODO enmudecido
reptando hacia una NADA insípida...
Esteril sombra de un pasado feliz.
Érase una vez TODO,
y ese TODO llegó a ser NADA.
Ruidos asimétricos,
susurros estridentes
de aquella vez.
Pero cesó y sólo fue el ABISMO...
Tiempo senil, tiempo escurridizo.
TODO se volvió olvido.
Nihilismo cruel.
Ni los pensamientos quedaban,
sólo estaba lo que restaba.
NADA absoluta que ahogaba,
y después la luz...
Mi YO desconectándose.
Entonces vuelvo
-pero ya estoy adentro-
Entrañas de TODO,
murmullos de un secreto.
Peligrosos absolutismos
carcomiéndome la miel.
Hormigas Ciegas
Paredes carcomidas de humedad gris.
Ojos parpadeantes que se dormirán sin saber.
Bancos repletos de impunidad,
deja vú de aquel que se quedó sin humanidad.
Y una voz que resuena al frente,
falacias incongruentes de un caos
repetidas letras acumulándose en esa boca.
Manos ávidas de aprehenderlo todo.
Huecos vacíos de saber...
Ellos moviéndose a su antojo
Ecos de gritos sin retorno,
indiferencia de tímpanos que oyen sordos.
Yo solo miro de reojo,
tanto polvo cubriéndose de espanto...
Miro lo que nadie parece advertir,
nadie parece advertirme.
Y yo sigo llorando fuego en mi retina.
Entre la ciencia y la metafísica
Inhóspitos parajes de tus geometrías,
allí donde los labios se profanan.
Implorantes de belleza
-que no merecen-,
reclaman mis retinas tu impoluta blancura.
Exhalan los poros aquello inexplorado,
levitando entre placeres demasiado carnales.
Y justo ahí, entramos en planos metafísicos,
acá donde la más burda física
se corrompe
dos cuerpos ocupando un mismo espacio.
Acompasada desfachatez de los irreverentes.
Danzando mezclados en texturas homogéneas.
al mundo de los sentidos.
Vaga sensación de gloria,
efímera, pero eterna...
Gloria que te cuelga en la punta de la nariz.
Brillo anacarado sobre cuerpos inhertes.
Victoriosos cuerpos
burlando a la muerte.